Retrocuentos 3.

Una noche, sin venir a cuento, Claudia me dijo que no durmiera en su cama.
A partir de esa noche dormíamos separados.
Había resentimiento por su parte y malestar por la mía.
¿Por qué no me hablas?, le dije.
No lo sé, sólo sé que te odio intensamente, me dijo, ¿y tú que sientes?
Remordimientos.
Una mañana discutimos violentamente. Era horrible gritarse sin saber el motivo.
Por la tarde llegó a casa antes de la hora. Mi amiga Eva y yo estábamos en el sofá, besándonos.
Esa misma noche, Claudia y yo hicimos el amor en la ducha y volvíamos a ser felices.

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Retrocuento 2.

Llevábamos meses desconsolados y no sabíamos aún por qué.

Un día el dolor fue insoportable.

Al día siguiente enterramos al niño.

Al día siguiente lo vimos morir en el hospital.

Mi mujer dijo: Daría lo que fuera porque las cosas fuesen a ser de otra manera.

No se puede cambiar el futuro, dije yo.

Un mes después, mi mujer daba a luz al niño. Venía con problemas.

Nueve meses después, hacíamos el amor sin precauciones.

Un día después, mi mujer entraba en el salón y decía: Quiero tener un hijo.

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Retrocuento 1.

Durante años vivimos a todo tren.

¿Por qué tenemos tanto dinero?, preguntaba mi hijo.

Aún no lo sé, contestaba yo.

Jugábamos a adivinar el motivo; cada uno tenía su teoría.

Un día fuimos portada en los periódicos. Así lo supimos.

Al día siguiente llamaron a nuestra puerta: la prensa de todo el país quería entrevistar al afortunado ganador del mayor premio en la historia de la lotería.

Tres horas después ingresaba el billete premiado en el banco.

Dos horas después compraba el billete en la administración de lotería.

Un minuto después vivíamos en una casa desahuciada y ya éramos pobres de solemnidad.

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